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Triage y nuevas competencias enfermeras.
09/02/2012
Los profesionales de Atención Primaria conocemos el aumento de la demanda sanitaria.

Triage y nuevas competencias enfermeras
Todos los profesionales que trabajamos en Atención Primaria (AP) somos conocedores del aumento de la demanda sanitaria.
Las causas son múltiples, unas son externas, como el consumismo sanitario y la medicalización de la vida. Otras son propias del sistema sanitario como: la gigantesca burocracia obsoleta e inútil, la indefinición de funciones, la propaganda reiterada durante años y no contrarrestada, de “acuda a su médico” para todo. Por parte de los profesionales: mala organización, agendas de trabajo inadecuadas e inadaptadas a la realidad, en ocasiones mala praxis con exceso de pruebas y prescripción de medicamentos muchas veces innecesarios, el “vuelva la semana que viene”, es decir, la “demanda inducida por los profesionales” y la dependencia generada en los pacientes. Estos hechos condicionan, no solo, que aumente la demanda de las consultas sino también el número de personas que acuden a los servicios de atención continuada, o a su propio médico sin cita.
Para esto último, en algunas Áreas Sanitarias de nuestra Comunidad se quiere parchear la situación, imponiendo un triage con unas características un tanto peculiares, en lugar de ir a los orígenes del problema.
El triage es un proceso de clasificación de la urgencia, generalmente realizado por enfermeras, de manera que se priorice la atención de aquellos pacientes más graves; este sistema está implantado en numerosos hospitales y desde hace unos años en algunos servicios de urgencia y de atención continuada de AP. En ambos casos con resultados satisfactorios.
Ante una verdadera urgencia, la respuesta es inmediata por todos los profesionales. Existen otras urgencias no vitales pero que requieren ser valoradas con prontitud, en muchos casos son valorados previamente por las enfermeras; nos parece adecuado que exista un protocolo de triage como forma de sistematizar y mejorar la calidad de la atención.
Existen, además, los pacientes que sin tener un proceso que requiera “atención indemorable”, quieren ser atendidos por su médico en el día pero no tienen cita. Para ellos, se pretende implantar la consulta de triage enfermero con el fin de “educar al paciente en el buen uso de los recursos sanitarios”. Nos parece que es tergiversar el sentido del triage aplicándolo a esta situación y en estas condiciones, por ello manifestamos nuestro total desacuerdo con la medida.
Tal como está planteado este “seudo-triage” interfiere en la actividad normal de las enfermeras y premia a los pacientes incumplidores y abusadores ya que se les permite pasar por delante de aquellos que se atienen a las normas y vienen con cita, siendo además vistos por dos profesionales (clarísimo ejemplo de una nueva ineficiencia del sistema) dado que no se dota a la enfermera de capacidad resolutiva real.
Se echa en falta, un proceso de participación de sociedades y trabajadores, se ha optado por la imposición de medidas sin consultar ni siquiera a las responsables de enfermería.  
En SEAPA somos firmes partidarias del trabajo en equipo porque pensamos que es la manera más eficiente de dar respuesta a los problemas de salud de nuestra población, estas respuestas no deben darse solo desde el modelo biologicista porque muchos de los problemas no son biológicos; se debería aprovechar la capacidad de las enfermeras y trabajadores sociales y potenciar otras “puertas de entrada”, haciendo que el sistema sanitario deje de girar en torno a la figura del médico y gire en torno a las necesidades reales de la población.
Hay numerosas actividades que actualmente desempeñan muchos médicos que debieran ser responsabilidad de las enfermeras y en ocasiones de las auxiliares de enfermería, otras del personal administrativo, esto ocupa un tiempo que se podría emplear en otras actividades y aligerar la carga asistencial evitando listas de espera o “sin cita”. De nuevo, es otra muestra de ineficiencia del sistema.
En SEAPA apostamos por la innovación, por una mejor distribución de las cargas de trabajo, con una mayor implicación de las enfermeras ante distintos procesos agudos o crónicos, debidamente protocolizados y con capacidad resolutiva real, lo que implica no solo cambios organizativos sino también legislativos, como hacer efectiva la capacidad prescriptora de las enfermeras, a este respecto, cabe recordar que en nuestra Comunidad Autónoma es ILEGAL la emisión de recetas por enfermeras. Creemos que es necesario aumentar las competencias de las enfermeras de AP y adaptarlas a la formación actual, a los cambios de la sociedad y a las necesidades de atención; también es necesario actualizar la formación de aquellas enfermeras que se encuentran cómodas en el trasnochado rol de “ATS”.
Todo ello con una perspectiva integral, con metodología enfermera, con un modelo de cuidados y con el objetivo de hacer a los ciudadanos más autónomos y responsables de su propia salud. Sin olvidar los fines prioritarios de la AP como la promoción de salud, las actividades preventivas, la educación sanitaria individual o grupal y las acciones comunitarias, para lo que hay que asegurar el tiempo y recursos necesarios.  
Para llevar a cabo este planteamiento se requiere que en los puestos de gestión, con capacidad para la toma de decisiones, haya enfermeras, y que éstas tengan conocimiento de la realidad asistencial y de los conceptos esenciales de la AP, y evitar que se tomen decisiones que afectan a un colectivo por influencia y/o presión de otro, con el consiguiente fracaso de la estrategia a implantar, la creación de malestar, desmotivación, pérdida de implicación y compromiso con el sistema y la política sanitaria.
Se precisa, así mismo, la participación de las sociedades profesionales en los procesos de implantación de nuevas experiencias, esto es: en el diseño, definición de objetivos, planificación, etc…; no pretender posteriormente su apoyo para la puesta en marcha, o como en este caso, que seamos meros espectadores que asintamos en silencio.
Es necesario realizar esfuerzos entre todos para dar un nuevo impulso a la AP, pero también se necesitan políticos y gestores valientes y capaces, que atiendan, no a intereses corporativos sino las necesidades reales de la comunidad a la que sirven y que acometan los cambios necesarios, mil veces analizados y por todos conocidos.
Fernanda del Castillo. Presidenta de SEAPA
 
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