Avilés 21 de Junio del 2012; Hace escasos días, la famosa publicación semanal británica escrita en inglés, The Economist , escribió un artículo dónde ponía el foco en el rol de los médicos en los servicios de salud, cuestionando su evolución y su papel actual inadaptado a la nueva sociedad en que vivimos y al auge de las nuevas demandas de asistencia sanitaria .
Desde mediados del siglo XIX el ascenso de las asociaciones médicas y de las facultades de medicina ayudó a distinguir a los médicos de los curanderos. Las leyes sobre ejercicio profesional y competencias prescriptoras consagraron un estatus exclusivo. Y a medida que el conocimiento, la tecnología y la técnica evolucionaron, comenzaron a ser más eficaces, capaces de realizar diagnósticos consistentes, atender con mayor eficacia y recomendar intervenciones en salud pública, como higiene o vacunación, que realmente funcionaron, contribuyendo , todo ello, a que su prestigio fue aumentando.
Atendiendo a las escandalosas cifras que se nos avecinan, donde en el 2030, el 22% de las personas que habitan en los países desarrollado tendrán 65 o más años, y la mitad de los adultos de estos países ricos podrían padecer alguna condición crónica, como hipertensión o diabetes, parece difícil que esta asistencia sanitaria sea asumida por los médicos como lo hacían el siglo pasado (examinan pacientes, diagnostican sus enfermedades e intentan que mejoren). Consciente de esta situación el pasado año, la ONU convocó una cumbre mundial (la segunda en toda su historia) para lanzar una alarma sobre la creciente mortandad debida a las enfermedades crónicas en todo el mundo.
Atender a los pacientes crónicos no es precisamente lo que mejor saben hacer los médicos pero cambiar el sistema sanitario es un proceso tortuoso y no siempre bien visto. Empleados con mucha menos formación que los médicos pueden ser aún altamente efectivos, y algunos intentos reformistas se pueden empezar a ver en algunos países del mundo como en la India, donde el ministro de salud ha propuesto un nuevo grado de tres años y medio que permitiría a los graduados dispensar servicios básicos de atención primaria en áreas rurales o como en Estados Unidos, los physician assistants pueden realizar el 85% del trabajo de un médico general. Un estudio realizado sobre las intervenciones de enfermería en Gran Bretaña, Sudáfrica, Estados Unidos, Japón, Israel y Australia publicado en el British Medical Journal, concluyó que los pacientes tratados por enfermeras estaban más satisfechos y no con peor salud que aquellos atendidos por médicos.
En 2010, el reputado Institute of Medicine (IOM) de Estados Unidos reclamó que las enfermeras pasaran a desempeñar roles más amplios en atención primaria pero, cualquier cambio supondría primero un choque contra el colectivo médico.
A medida que los médicos sean más escasos y los costes sanitarios continúen creciendo, se buscarán innovaciones y nuevos dispositivos irán reforzando la asistencia en formas antes impensables .Enfermeras y otro personal sanitario irán dando un mejor uso a su formación. Los médicos, por su parte, concentrarán sus competencias en la realización de tareas complejas dignas de sus capacidades altamente cualificadas. Puede que los médicos, por tanto, pierdan algo de su viejo estatus. Pero los pacientes claramente saldrán ganando.
Obviamente, The Economist, nos muestra un posicionamiento que cada vez está más en boga sobre transformación de las estructuras competenciales y funcionales de las profesiones sanitarias y de los nuevos roles de la enfermería.
SEAPA apuesta por esa transformación, necesaria y fundamental, dándole un papel más relevante a la enfermería Familia y Comunitaria. No es cuestión de batallas sobre competencias, más bien de aquello que tanto esta costando conseguir "trabajo en equipo interdisciplinar con la comunidad" a fin de obtener resultados mas favorables en salud, con mayor calidad y a menor coste.